La constitución española de 1978 vino a poner unas normas de la recién estrenada democracia después de más de 40 años de guerra y dictadura.
El gobierno de UCD presidido por Adolfo Suarez se sabía en la obligación de redactar una nueva constitución y así lo prometía en la campaña electoral de 1977.
La realidad, conocida ahora por un gran número de publicaciones, es que UCD pensaba redactar una constitución y llevarla a voto en las Cortes, ya preparada como borrador por el equipo del entonces ministro de Justicia, Landelino Lavilla, en el que Miguel Herrero era el secretario general técnico.
Esta idea fue rechazada por la oposición en tensas reuniones, y lo cierto es que también Felipe Gonzalez, joven líder el PSOE también tenía redactado su borrador que había encargado a Jorge de Esteban a principio de aquel año 1977.
Finalmente se decidió la creación, dentro de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas del Congreso, de un equipo de ponentes para redactar la nueva Carta Magna.
Una vez salvado este primer problema, llegó una lucha entre partidos para elegir a los ponentes quedando para la historia que existió un consenso político olvidando la batalla librada para su elección. Unos quedaron fuera y otros entraron por exigencias.
Entre los casos más conocidos de batallas políticas, fue el veto a Enrique Tierno Galvan, entonces aún en el PSP, por parte de Felipe Gonzalez.
De entre los vetados Enrique Tierno Galvan y Raúl Morondo tuvieron finalmente el honor de redactar el preámbulo del texto según el mismo Raúl Morondo porque a los ponentes “se les olvidó redactarlo conscientes o no de la falta del mismo”
Finalmente los 7 elegidos fueron Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pedro Pérez-Llorca. Uno por el PSOE:Gregorio Peces-Barba. Manuel Fraga, representando a AP. El comunista Jordi Solé Turapor el PCE y MiquelRoca, actuando este último en representación de vascos y catalanes.
A estos siete diputados, ponentes del texto, se les ha conocido como los siete padres de la Constitución.
El proceso estuvo cargado de discusiones, abandono de reuniones, imposiciones no atendidas e incluso la salida del grupo de Peces-Barba, que finalmente aceptó su vuelta más por imposición (o mediación) de Felipe Gonzalez que por resueltas sus diferencias en torno a la educación y libertad religiosa.
En la prensa escrita de la época se puede leer cierta desconfianza en el buen fin de aquello, pero también la esperanza de que cambiase el tono agrio y de confrontación por el añorado consenso. Muchos años de dictadura, generaciones de españoles que no conocían otra cosa que la imposición, a favor o en contra de Franco en realidad sabían que si había de llegar un cambio lo debería hacer desde el renombrado consenso, a sabiendas que eso significaba para todas las partes ceder en algunas de sus pretensiones y renunciar a luchas ya fuesen desde el largo inmovilismo fraquista o desde la oposición al antiguo régimen o bien desde la clandestinidad o bien incluso desde el exilio.
Finalmente las reuniones secretas y confidenciales dejaron de serlo, posiblemente por la inteligencia de alguno o algunos de los que ostentaban el poder… y el 22 de noviembre de aquel año 1977 se publican en la publicación Cuadernos para el dialogo los 39 primeros artículos del texto en borrador y en las siguientes semanas verse publicado en todos los medios el texto completo. El pueblo español ya tenía por escrito un texto que algunos temían, otros deseaban y las discusiones cotidianas se veían minorizadas al leer una redacción que llamaba a una nueva época de reconciliación, olvido y perdón.
El 5 de enero de 1978 de publicó el el BOE el anteproyecto con 168 discrepancias entre los mismos ponentes y que obtuvo más de 1000 enmiendas.
El trámite parlamentario no estuvo falto de polémicas, reuniones interminables, críticas… no era fácil ponerse de acuerdo. Poco a poco, noche a noche (por la duración de estos encuentros) se logró que el borrador pasase al Senado.
Se aprobaron enmiendas entre las que merece la pena conocer, ocho del escritos Camilo Jose Cela, que solicitaba cambios en el estilo, sirva como ejemplo su solicitud aceptada de cambiar la denominación del color de la bandera roja y “gualda” por roja y “amarilla” en el artículo 4.
El día 31 de octubre de 1977 el texto volvió a las Cortes para su votación final. Ese día estaban presentes en el Congreso 345 diputados, de los que 325 votaron a favor, seis en contra y hubo 14 abstenciones, entre ellas las del PNV. En el Senado votaron 239, de los que 226 fueron a favor, cinco en contra y siete se abstuvieron.
Un mes antes, se estrena la película de Luis Garcia Berlanga “La escopeta Nacional” que retrata la época de manera magistral en tono de humor.
División en el ejército, e incluso un auténtico ejemplo de consenso y caridad cristiana al penar con 6 meses de prisión a Antonio Tejero y Ricardo Saenz de Ynestrillas por la conspiración con intención de atentar contra el Palacio La Moncloa, con reuniones en la cafetería Galaxia de Madrid de donde tomaba el nombre la operación planeada.
A Antonio Tejero le debió parecer un premio todo aquello y finalmente se atrevió a intentar su marcha atrás en el golpe de Estado del 23-F, hechos por los que sí se le aplicó el Código Penal con dureza.
La iglesia católica que ya se reunía con Alfonso Guerra del PSOE para pactar la continuidad de su bienestar como empresa, es incapaz de mantener en silencio a todos sus miembros, sirva como ejemplo la pastoral que publica el 28 de noviembre el cardenal de Toledo estimando muy grave que fuera agnóstica y careciera “de toda referencia a Dios”. Siendo sus preocupaciones la educación, la familia, el divorcio y el aborto por los que el primado quería “iluminar” el sentido del voto.
El día 5 de diciembre de 1978 la banda terrorista ETA asesina a tres policías en San Sebastián. Hechos anacrónicos que desgraciadamente se tardarían muchos años en acallar pero que no amedrentaron al voto.
A pesar de este ambiente, España se mantiene en paz. No hay peligro real de una vuelta al 36 porque el deseo de la gran mayoría de ciudadanos es la modernización, el fin de los problemas económicos. Nadie quería para sus hijos lo que habían vivido ellos y sus padres.
Se fija como fecha del referéndum el 6 de diciembre de 1978 que desde entonces en festivo nacional, y los resultados no dejan lugar a dudas: la Constitución consiguió un sí abrumador- el 87, 7%- con una abstención del 32,8 % del censo. Comienza un nuevo periodo de la historia de España.
El Rey sancionó la Carta Magna el 27 de diciembre de 1978 siendo publicada ese mismo día y entrando en vigor el 29 de diciembre, evitando así que lo hiciese el 28, día de los santos inocentes.